Tic, tac. La cuenta atrás ha comenzado. El esfuerzo, el sudor, la capacidad de durar y perdurar, de ser inmortales, invencibles, eternos. Más que una montaña perdida en un remanso de paz, que el discurso de cierto rey famoso estudiado en los libros de historia, la canción que unió a tus padres. Mucho más, recordados durante años, décadas, siglos.Que se empañen ojos y surjan buenos recuerdos cuando pronuncien vuestros nombres, la alineación concentrada y prediseñada por las mismas estrellas. Y solo hay noventa minutos para conseguir lo que ni siquiera todo el oro del mundo puede comprar.
Estallidos de color, centímetros de red que separan el casi del ''esos somos nosotros''. Sueños, ruegos, rezos, plegarias, callar bocas que dijeron que esto estaba acabado. Chillar como los grandes, vivir como uno más. Solo depende de nosotros; nosotros, un pueblo entero, unido como nunca, como muy pocas veces se ha visto a lo largo de la historia. Vosotros, los que realmente nos representan. Ni políticos, ni diseñadores de ropa anorexica, ni DJ's de Ibiza venidos a menos. Vosotros sois lo más profundo de nosotros.
Y cuando gritéis, nos tendréis a todos gritando. Cuando lloréis, nos teñiremos de lágrimas. Cuando brilléis, nosotros, pequeños plebeyos, bailaremos, beberemos y estallaremos en vuestro nombre. Esta en vuestras manos, no en las nuestras, pero el mérito, por horrible que parezca, será de todos. Los que nos quedemos sin garganta, o los que podamos seguir coreando.

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