jueves, 29 de agosto de 2019

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Desconectar para reconectar.

Tengo muchas necesidades últimamente, y no sé cómo expresarlas. Una presión insaciable en el pecho, un pulso acelerado, la necesidad de escapar de nuevo, de volver atrás, de revivir lo que fuimos y lo que nunca tuvimos. De esperar una respuesta que parece haberse perdido, una señal, un destello. Un gesto vacío al que darle todo el significado que necesito y aferrarme a ello para seguir adelante. El problema es que no tengo nada claro que está sucediendo, y no sé cómo me siento al respecto. Sé que es lo que siento, en general. Y es desasosiego, estar perdida, girar sin sentido, no encontrar el punto medio. No tengo estabilidad. Sigo arrastrándome por las cloacas mendigando las migajas de lo que fui en su día. Vivo en el pasado, no he sido capaz de cerrar las puertas que he dejado abiertas, porque otros las cerraron por mí. Y tengo la sensación de haber sido abandonada, cuando fui la primera en marcharme. 
También sé que no tengo fuerza, que soy débil, que prendo de un hilo, que me resquebrajo a la mínima que sopla el viento. No sé en qué momento comencé a deshacer la muralla, a enfrentarme a las historias escondidas bajo de mi cama, a pensar que era posible gestionar a quemarropa una vida de carreras y desilusiones. Sé que hacer todo esto, comenzar a dejar fluir lo que había reprimido durante tanto tiempo, empezó siendo algo positivo para mí; pero a la larga, en vez de abrazar este nuevo aspecto y moldearlo para que se adecuara a mí misma, dejé que se convirtiera en quien soy. Anulé por completo quien he sido, quien he sentido; porque quería empaparme de sensaciones, de sentimientos, de frescura, de dulzura, de tranquilidad. Pero yo no soy así. Soy nervio y magnetismo, soy noches en vela, soy vueltas de tuerca, ironía fría, intensidad calmada a sonrisas torcidas. Soy la sombra de algo bueno, pero que tiene su encanto. 

Eso lo tengo claro ahora, y lo tenía claro antes. El problema fue el viaje entre medias, que me perdí por completo, y no sé cómo llegar a lo que fui sin salir corriendo. Porque, en verdad, no quiero correr, pero tampoco quiero quedarme aquí. No quiero hacer borrón y cuenta nueva, en algo que me ha costado tanto tiempo, esfuerzo, sacrificio y sudor conseguir. No me lo merezco, y sé que si lo hago me arrepentiré, y ya estoy cansada de arrepentirme. Pero quiero volver a sentir lo que era comenzar de nuevo, desasociarme y reconstruir todo desde de cero; sin salir de aquí. Aquí podría estar bien. Aquí podría ser feliz, volver a ser, dejarme ser y sentir, pero volviendo al origen.
He vuelto, porque pensaba que era una buena idea. Luego me consumí en ver que en el fondo no había cambiado nada, que había cambiado yo y había vuelto a un sitio que me había hecho tanto daño, que me había hundido y refregado contra mis miserias, del que había escapado seis años antes. Yo había crecido, había sido fuerte y estaba viviendo mi viaje astral hacia mí misma, desde otro ángulo; y había decidido volver a un lugar tóxico, que tenía claro que solo sacaba lo peor de mí. Todavía no sé si he tomado la decisión correcta al haber vuelto, o si la tomé en su día porque estaba en esa peregrinación. No sé si, de haber sido de otra manera mi estado anímico, me hubiera vuelto. No tengo ni idea. Pero ahora no puedo lamentarme, hacer lo que llevo haciendo meses e imaginarme como sería mi vida si siguiera donde estaba. Porque, si sigo con esta dinámica, seguiré hundiéndome en mi espiral; y parece que estoy comenzando a salir.

Entonces, puede que esté comenzando otro viaje. Hacia arriba, o hacia atrás. Deshaciendo los pasos que he hecho, pero por otro camino; porque he aprendido de toda esta situación. Sé que, en el fondo, sigo siendo fuerte, pero que necesito volver a priorizarme. Mimarme. Cuidarme. Crecer. Llevo demasiado tiempo abierta en canal, he explorado todo lo que he necesitado, y aún me quedan muchas cosas que aprender al respecto; pero no puedo seguir así. Estamos en ello, poco a poco.

Y he empezado por respirar. Respirar profundo.

Porque ya llevo demasiado tiempo y distancias aguantando el aliento.