"De esto que no sabes que es, porque no te da nada; y con lo poco que te da, te llena tanto como lo mucho que te tienen que dar otros para sentirte igual."
No pretendo entenderme. Hace tiempo que doy esa asignatura por perdida, y tampoco es que lo tenga en mi lista de preocupaciones diarias; la verdad, es que no tener una lista de preocupaciones también está en mi lista. Así, pierdo el culo por nada, y arriesgo todo al peor jugador, solo por el simple hecho de que lleva en la mirada algo nuevo que quiero conocer. No solo conocer; devorar, destrozar, colonizar, reparar, y desechar. Sin más. Tampoco sin prisa, pero a la velocidad adecuada. Como un buen vino, y eso que no entiendo de lo que estoy hablando.
Pueden ser las primeras impresiones, o que todos tenemos un punto flaco que sale a flote en los momentos menos precisos. Sin más. Porque ten por seguro que el subconsciente siempre va a ir dos pasos antes que tu, ganándote hagas lo que hagas; que para eso está, y por eso nos advierte de los golpes sin decirnos nada.
Y recuerdo la noche, y no recuerdo lo importante. Recuerdo girar y girar, recuerdo sonreír, recuerdo chocar, recuerdo flores por toda la pista. Recuerdo muecas antes de volver a casa, recuerdo ojitos perdidos semanas después, emociones a flor de piel, y canciones hechas para destrozar almas perdidas. Y recuerdo que, en aquel momento, me pareció una buena idea. Y decepción de un día, dos, tres, y una semana completa. ¿Sin motivo? No, porque ya sabía que estoy iba a pasar. Y, de nuevo, anticipándome a un nuevo golpe, he decidido que ese, no es para nada mi problema. Cada cual, con lo suyo. Y yo creo que no he podido salir mejor parada.
Porque, joder, yo soy la que tiene las riendas, por una vez en mi vida; y sabes lo que quiero, y sabes donde estoy, y cuando quieras, puedes bajar. Porque no voy a dar más, ni a perderme ni a esforzarme. Y me parece una decisión cojonuda, un plan perfecto que tiene toda la pinta de salir mal. Pero creo que es lo mejor que puedo hacer, lo más digno por mi parte, y lo más profundo de mi misma.
Y no voy a dar más de lo que me den, ni a pedir menos.
En algún lado oí, en su momento, que lo mejor de un beso es el momento de antes. Y estoy totalmente de acuerdo; y confieso que esto lo estoy haciendo para probarme a mi misma que, quizás, eso suceda con todo. Lo mejor de alguien es el tanteo antes de conocerse, de dar el paso, y de tirarse a la piscina. De espaldas, y desnuda, y sin aire. Y todo a la vez, o sin eso. Porque es como volver atrás en el tiempo, pero volver de verdad; a cuando todo movimiento era inocente, y todos perdíamos la cordura por el primero que cumpliera lo más mínimo.
Y es agradable. Es simpático, y es dulce. Es, de nuevo, inocente, sobre todo inocente. Es fácil, y es cómodo. Es querer que no llegue mañana para no tener que descubrir nada más, y poder saborear todos los pedacitos. Sin más. No es una historia fogosa, ni carnal, ni sexual. Es todo lo contrario, pero es el comienzo más acabado que he tenido. Y me encanta. Sin prólogo, ni final, ni nada. Ni siquiera creo que tenga historia. Sin más, Sin nadie, y sin poco. Y, de igual manera que no quiero que llegue mañana, estoy deseando que llegue. Y no puedo ni explicarme, ni esperar que nadie lo entienda. Porque no tiene explicación. Ni lógica. Ni nada.Y me encanta. Y no tiene sentido.