jueves, 24 de marzo de 2022

 

Aquí estamos. Más sola que nunca, más perdida que siempre, más entera de lo que esperaba. Pero bien, aquí estamos. No sé ni cuantas veces he repetido esto en las últimas cuatro semanas. Y es que realmente, es así. Estoy bien, estoy todo lo completa que se podría esperar estar después de haber escogido deshacerse de todos para meterse de nuevo en la boca del lobo, de espaldas y con las sienes descubiertas. Así que si, tengo lo que me merezco, y lo que me he buscado por mi misma. He deshecho mis pasos, sin terminar de cortar el nudo (porque ni quiero, ni me hace falta esta vez), para lanzarme de nuevo al vacío. Que si no hago esto cada ciertos años, dejo de sentir las puntas de los pies y se me congela la circulación. Porque creo que esa necesidad imperiosa de marcharse a las prisas, dejando todo patas arriba y sin resolver, es algo que me va a acompañar para siempre. Supongo que será porque se me da terriblemente mal despedirme, cerrar las ventanas e irme diciendo todo lo que tengo que decir.

Y aunque me harte de decirme a mi misma por las noches que soy valiente, creo que también soy cobarde. Porque no sé asimilar las decisiones, no sé aceptar que esto es lo que he escogido y que tengo que enfrentarme a ello, que aprovecharlo; que para cumplir las expectativas que me hacía mientras me prometía que haría esto no solo tengo que aparecer por la puerta. Tengo que abrazarlo, retorcerlo, dejarme llevar  y empaparme del todo. Y eso implica ser accesible, dejarme atrapar, respirar más de dos veces seguidas en el mismo paso de cebra. Sonreir, y hablar sobre cosas que no sean café y el tiempo. Dejar que caiga el velo y reconocer las cicatrices, señalarlas y llamarlas por su nombre. Reconocer que estoy aquí, que quiero estar aquí, que es lo que me pedía el cuerpo y la cabeza desde hace meses (por no decir años); y que no tengo claro si estoy huyendo de algo. Porque raro se me estaba haciendo ya que esto lo estuviera haciendo por mi misma, siendo tan buena y tan amable con este cuerpo de cartón, y que no estuviera escapando de alguan realidad que no quiero afrontar, aunque cada día me sienta más preparada. Porque no quiero, ni puedo hacerlo. No puedo escribir sobre ello, porque me da miedo que comience a hablar de ello. No quiero pensar en ello, aunque se escapen ensoñaciones cuando estoy a punto de terminar los días. No quiero ni puedo permitirme el cuestionarme nada ahora mismo.

Pero, ¿no es para eso por lo que te has tenido que ir a miles de kilómetros de distancia? Para cuestionarlo todo, para descubrir de una vez que es lo que quieres hacer, para volver a reconectar después de haber estado en modo ahorro durante tantos años; para volver a sentirte independiente y sin ataduras. ¿Y qué estás haciendo? No soltar el amarre, intentar crear rutinas y eliminar todo lo malo de ti que a ver si aceptamos que es lo único bueno, para solo dejar ver una faceta falsa, esquiva, que no representa ni un ápice de los ríos que surcan entre los brazos. Una sombre de la sombra de lo que estamos escondiendo. Pero lo aceptable, lo correcto, lo que creo que quiero ser, lo que he entendido que debo ser. Sin ser yo nada de eso. Entonces, ¿qué hacemos aquí? Porque para ser sin ser nos podíamos haber quedado donde estabamos; para tener miedo a tomar decisiones, a planteanos lo que nos recorre las entrañas, a correr sin miedo a caer o a que nos vean con las rodillas destrozadas, para todo eso nos podíamos haber ahorrado tanta molestia. No, queríamos venir. Queríamos alejarnos. Queriamos huir para poder enfrentarnos a todo esto desde la distancia. Y tengo que entender que el cambio, el descubrimiento, la luz, no va a aparecer en un par de semanas. Que necesito más. Que me tengo que dar tiempo. Que he estado dormida durante demasiado tiempo para pretender abarcarlo todo tan rápido. No. Tengo que ser generosa y respetarme, por una vez. Tengo que escucharme, presionando ligeramente para que no me sienta cómoda, pero lo suficiente como para que no salga corriendo a la priemra de cambio. 


Estoy donde tengo que estar. A pesar de todo, esto es lo que necesito. Veremos a donde nos lleva, y si al final sigo estando tan bien, o si termino estando mejor. Pero aquí estamos.