viernes, 21 de septiembre de 2012

No tanto.



No sé que pensar. A veces bien, a veces mal, luego genial, perfecto, horrible. A veces quiero dejar todo esto, y otras, en cambio, solo quiero que se repita ese momento uno y otra vez. Y luego, aún por encima, me distraigo con cualquier cosa y recreo los momentos geniales de principios de verano; esas noches, esas palabras que me llegaron tan a dentro tan rápido, que me trastocó del todo, sin principio ni vuelta atrás. Simplemente, no sé que pensar. 

Me gustaría tenerlo claro, y aún mejor, que tú lo tuvieras claro. Que todo fuera tan fácil, tan sencillo como lo fue entonces. Que parecía que no iba a haber nada en el medio, ni una pequeña ráfaga de frío para acabar con lo que empezamos. Pero quizás la había, y yo no me enteré, o no me quise enterar. Solo me gustaría saber en que momento cambió todo, por qué, y qué fue lo que hice mal. O mejor, volver atrás en el tiempo y descubrirlo por mi misma para no volverla a fastidiar. Luego, otras veces me parece que no tiene porque ser solo mi culpa, que en esto somos dos, y que tú también tendrás algo que decir al respeto. Pero luego haces cualquier cosa, lo que sea, una pequeña señal para volver a sentir algo, para que deje de preocuparme, para que realmente crea que todo puede volver al principio.

No sé que pensar, no sé si me lo merezco, y no sé si lo estaré buscando.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

1810



Quizás soy demasiado idiota. Sé como son las cosas, como funcionamos. Sé cual es el mejor lado de todo, y la peor cara del mundo, porque la he mirado a los ojos. Somos juguetes de todo lo que gira al rededor de nosotros, caprichos del destino, de el quien sabe que. Estamos echos para lo que estamos; para ser utilizados, para sufrir las consecuencias de imaginar un perfecto cuando no es más que algo sediento de más y más. Quizás somo demasiado optimistas y estamos convencidos de que todo va a ir bien, de que esta escrito que nosotros también tenemos un cuento de hadas entre manos que espera ansioso ese ''por siempre jamás''. Pensamos que somos príncipes y princesas en busca de medias naranjas, cuando en realidad vivimos en un callejón lleno de ratas, pañales y muertos. 
Queremos un mundo de rosa, donde todo sea perfecto, igual que el que imaginamos siendo niños. Pero luego creces, creces, sigues creciendo, y te das cuenta de que no es así. No va a haber alguien debajo esperando a que caigas para no dejarte tocar el suelo. Somos falsos, repugnantes, buscamos lo que necesitamos y nos libramos de ello cuando ya no nos interesa. Somos animales, peor incluso. Somos monstruos. Y me da miedo.

Porque yo no sé si seré de esos envases de usar y tirar, pero es como me siento ahora mismo. Y no pido cosas imposibles: no quiero controlar cada cosa que haces, ni me importa con quien hablas o dejas de hablar, si miras a esa o quien te parece guapa. No, no lo necesito. Solo quiero que estés ahí cuando lo necesite. Y hoy es uno de esos días; de esos días de los que, cuantas más horas pasan, más lejos te ves del resto. Nadie te espera, ni espera nada de ti, la verdad. Sabes que estás porque respiras, no porque lo necesites. Y querrías, no sé, marchar, desaparecer, quizás para siempre, o solo durante un par de días. Tampoco lo tengo muy claro. No sé que quiero hacer, ni me importa. Quiero estar bien, y que alguien ea capaz de estar bien conmigo, sin exigirme nada más, nada. Solo eso, que esté donde tengo que estar, que sea fácil. Tan natural como despertarse por las mañanas, sin ningún esfuerzo, con una risa en la cara. Y me estoy acostumbrando demasiado a que esto sea difícil, complicado, y de tener ganas de mandar todo a la mierda. Pero no lo hago, ¿porqué?

Porque, quizás, soy demasiado idiota.

lunes, 3 de septiembre de 2012

My turn (2)



Me has ganado. Siempre lo haces, no sé como. Quizás por que todo es fácil a tu lado, o porque lo haces así para mi. Sin nada, con todo, sin prisa. Porque no nos hace falta correr, ni ir despacio; no nos hace falta eso, solo ir a un ritmo, a otro totalmente distinto del que piden los cánones. Y todo lo que se pudo pasar por la cabeza en este mes sin nada y sin nadie, ha desaparecido de la manera más fácil y más tonta que tienes: con una simple sonrisa. 

Y se me acabó cualquier duda, de cualquier clase. Seremos raros, pero somos nosotros. Los que no sabemos que tenemos, ni nos importa. O por lo menos a mi; me da igual. Me da absolutamente igual. Yo estoy bien ahora, soy feliz, sin más. Sin menos, sin nada, con todo incluido. Sin pedirlo, gritándolo a pulmón. Un último antes de marchar, y otro, otro, otro. Y otro más. Que no se acabe nunca, o quizás que se acabe ahora mismo. Y que no duela, eso sobre todo. Sería lo mejor, lo ideal, lo perfecto. La guinda del pastel, si es que nos lo acabamos de comer. Nunca se sabe, igual nos quedamos sin hambre. O sin frío, sin miedo, sin prisa, sin tiempo. Y se acaba todo, porque se necesita acabar en algún momento con todo. Se necesita poner punto y final para volver a empezar un cuento totalmente nuevo.

domingo, 2 de septiembre de 2012

My turn (1)


Primer día en casa, un mes después. Resumen. Por lo menos sabes que ya he vuelto, y me has dicho que quieres verme. No sé si realmente lo haces, o si solo es para intentar conseguir que esto avance hasta sabes donde. Por lo menos te has atrevido a mover ficha, a preguntar. Pero con miedo a que te cuente la verdad, quizás. No lo sé, tampoco sé si me importa. Por lo menos haces que crea que te importo, así que no te molestes si parece que tu a mi no. 
Porque eso es lo que quiero que parezca, ni más ni menos. Tampoco sé si es lo que quiero. No sé nada, y ahora mismo, no creo que sea un problema. Los problemas no existen si no les das importancia; y le das importancia a cada cosa segundo lo que te importe. Así que, si no te importa, no es un problema. ¿Me importas? No lo sé. ¿Problema? Tampoco. Entonces, ¿qué podemos hacer? Quizás, a ver que pasa en estos días, en estos últimos suspiros de libertad, de podernos escabullir uno del otro sin problema, antes de que llegue el frío y tengamos que vivir condenados a vernos día si, noche también.

Y cuando llegue ese momento, me gustaría tenerlo claro. Gracias.