Golpe contra el suelo número... ¿ocho tumbado? Posiblemente. Sinceramente, es una de las cosas que menos me gustan de mi. Sí, es así de sencillo. Me ilusiono tan rápido, por tan poca cosa, que el batacazo contra la realidad es imposible de evitar.
Y entonces, es cuando los papeles vuelven a su lugar. Tu vuelves a ser la chica gris, sin sentido, la que casi nunca se pone colorada, pero que se esta mordiendo la lengua todos los días; él, sigue siendo lo que fue, el de la distancia, el que sonríe, pero evita saludar. ¿Que queda? La promesa de la mezcla perfecta de agua, leche, y cafeína que enfría a la espera. Suspiros de pesadez y mordeduras de labios; miradas al suelo, cabezas que vuelan. Estallidos a lo lejos de algo que era previsible, pero que todo el mundo se atrevió a negar. Recogedores para días rotos en silencio.
Pero, por lo menos, sabes que has sido sincera contigo misma. Y que vas a seguir riéndote del mundo como él se ha reído de ti, hasta que acabes con él.
*la ilusión se ha quedado guardada bajo llave.