Días especiales, únicos, geniales. Perfectos para jugar con el tiempo, el agua, los elementos al completo. Para arriesgarse todo al siete en una partida de dados. Tirar a canasta en el último segundo, con el partido empatado, de espaldas y con las manos mojadas. Para hacer un salto de alcantilado con el mar picado. Y saber que vas a ganar, ganar, y solo ganar.
En serio, ¿no tenéis ganas de perderos? Entre la noche, las luces, el mar, los ingleses, el flash y la seda recién planchada. En un agujero negro, un pozo sin fondo, un túnel sin luces, y salir en medio de la nada blanca, inmaculada, infinita, sideral. Así que saca brillo a tus zapatos de punta, casi gastados entre la suciedad de las noches demasiado largas, y las pestañas de quita y pon. O mejor, sal descalzo. Porque hoy, cariños, el mundo va a explotar.
¿No sabéis porque? La luna y el sol se han alineado en la conjunción perfecta, puede ser. Pero no, hoy vamos a morir todos, vamos a arder bajo la niebla de los ojos tristes, a resurgir entre las calles llenas de infamias y golpes bajos. Vamos a ser los peligros de la sinceridad, los ''chicos malos'' de la prensa, el enemigo en serie. Damos miedo, las madres protegen a los niños de nosotros. Ingenuas, sus pequeños se unirán a nosotros en cuanto les den las llaves de casa.
Empieza la revolución, pequeños. ¿Estáis preparados?