Las mejores cosas no se buscan. No hay mapas hacia el infinito, ni carreteras lo suficientemente largas para correr hasta estallar en el apéndice del fin del tiempo. No existen. Las mejores cosas te encuentran a ti, de repente, sin querer. Aparecen un día, el día que menos te lo esperes. El día que simplemente te dediques a vivir, en el que no te importe lo que digan desde fuera ni lo que piensen los de dentro. Que salgas de casa sin maquillar, con chándal viejo, dispuesta a correr por gusto, por soltarlo todo, por respirar más fuerte que nadie sin necesidad de demostrar nada. Ese día, el día que no busques nada, que no quieras nada más de lo que te puedan dar sin pedir, será cuando aparezca lo que una vez, por ilusión o falsa modestia, dedicaste pequeños momentos de tu vida a intentar encontrar.
No sé si existe la casualidad, o las historias perfectas. No sé si las nubes saben a azúcar, o si las mariposas duermen en los estómagos de los despreocupados. Si los infiernos están echos para los mortales, si la realidad se pesa en gramos. Solo sé que había alguien mirando cada vez que saltaba de alegría, que quería abrazarme cuando caía, y que hacía que se dieran cuenta de que estaba mirándome. Y cuando menos me lo esperaba, esa noche, estalló el calor con una mezcla de lucha, sudor, y miradas perdidas. No sé cuanto pudo durar, solo sé que aún tengo esas palabras como eco en el fondo de los oídos. Cada pequeña sonrisa, cada gran carcajada. Cada pequeña cosa que pasó esa noche, cada una guardada en un paquete dispuesto a ser empaquetado. Porque es verano, y estoy dispuesta a equivocarme las veces que haga falta.
Y quien sabe, quizás esta vez no me esté equivocando del todo. Es bonito esto. Solo que acaba de empezar, sin rumbo, sin prisa, pero sin pausa. Día a día, tarde a tarde, y sí, noche a noche. Despacio, en muchos aspectos. Mucha confianza en muy poco tiempo. Remolinos de papel, que traen recuerdos que intenté esconder durante mucho tiempo, quizás demasiado. Realmente, se está bien.
No me importa cuanto dure, solo quiero saber que no me estoy equivocando.