Esto es más que un sueño, que un capricho de niña pequeña, que un deseo contado en voz baja con un nudo de garganta que aprieta el fuso hasta dejarlo seco. Es un tipo de mentalidad, una enfermedad que viene desde dentro, trepando por los puntos flacos de cada uno, destruyéndonos poco a poco. Puede que esté pasando una mala época, un inicio triste y gris para un final que era de esperar. Una medida de protesta, sensaciones que creí ya haber acabado con ellas, pero que vuelven a estar ahí, a flor de piel. Y quien no siente nada, no puede tampoco sentir dolor o pena.
No es fácil, ni gratificante. Es algo que necesitas hacer, que te pide el cuerpo. Es como quien grita por auxilio cuando ya está hundido. No hubo vuelta atrás entonces, tampoco creo que la haya ahora; solo me quede seguir callando, aguantando, esperando un milagro venido de a saber donde, o simplemente desaparecer para siempre. Porque cada uno elige lo que quiere ser, y esto es una lucha puño con puño contra mi misma. Hasta que pierda, porque solo puede perder una, y esa soy yo. Pero estoy dispuesta a perder, a ser una figura sin sonrisa, ni paz, ni tranquilidad; a ser quien haga falta, a continuar metiéndome hasta el fondo del agujero sola, y sin posibilidad de salida. Sin elección. Somos esclavas, esclavas de nosotras mismas, dependientes de tres números y un punto que rondan siempre en nuestras cabezas, que no nos dejan dormir, ni descansar sin ellos presentes. Una medida de sumisión. Tacharme de enferma, de lo que queráis.
Pero tampoco voy a pedir que me rescatéis de aquí, porque tengo muy asumido que este es el camino correcto. Que es el último paso, que solo queda avanzar un poco más para lograr lo que quiero. Porque solo quiero eso, quiero ser perfecta. Y marcharme lejos de aquí, de una ciudad que me adoptó con los brazos abiertos cuando llegamos, pero que poco a poco ha ido dándome la espalda. No creo que haya nada aquí que me obligue a quedarme moralmente. No le debo nada. Algunos buenos momentos que, haciendo cuenta, han salido demasiado caros como para merecer la pena. Es un tira y afloja constante. O simplemente, que no encajo en ningún sitio.

No hay comentarios:
Publicar un comentario