Necesito un cambio de ritmo, de vida, de todo. Necesito alejarme de esto cuanto antes, y cuanto más rápido mejor. Dejar de luchar contra quien quiero ser, y empezar a ver que está pasando en realidad. No todo el mundo nace para ser una princesa, y mucho menos cuando nace rana. Hay que aceptarse tal cual, sin remedios, sin problemas. Pero. ¿qué hacer cuando no estás bien con eso? Cuando has dejado de aceptar el necesitar ser siempre la que está bien, la que sonríe ante cualquier situación. Cuando no puedes más, y solo quieres marcharte lejos, abandonar todo lo que te ata aquí. Y sabes que los meses se cuentan con los dedos de una mano, y que pronto, si eres capaz, lo podrás hacer.
Respirar, y mantenerte fuerte. Noviembre acaba de empezar, y aún estás a tiempo de cambiarlo todo. De darle la vuelta al reloj, a la báscula, al espejo. A todo. Ahora mismo me veo capaz, aunque no tenga apoyo, ni una meta fija, ni un objetivo, ni un motivo real. Ahora, que estoy absolutamente destrozada por dentro y por fuera, creo que puedo hacer algo bueno con esto. Que puede que aún haya esperanza, que aún pueda ser la que sonríe, la que se podía comer el mundo.
Las cosas han cambiado muy rápido en poco tiempo, no sé si realmente para bien. Pasé de tenerlo todo, a estar otra vez acurrucada en mi esquina, pensando en lo que hice mal, y en si realmente merezco esto. Tensiones viejas, y malos recuerdos que vuelven a estar allí, riéndose de como me han vuelto a aplastar. Otra vez. Otra vez vuelvo a ser pequeñita, y nadie parece darse cuenta. Porque sigo pensando que, si nadie lo ve, yo tampoco. No me puedo seguir escondiendo, no puedo seguir en casa echándome la culpa de todo lo que está pasando, cuando no la tengo. No me lo merezco. Pero tampoco tengo fuerzas para hacer otra cosa, otra cosa que no sea empezar con esto.
No sé a donde me llevará, pero esperó que a algún sitio mejor que este. Tampoco es una meta muy complicada.

No hay comentarios:
Publicar un comentario