Y al final, mi deseo desesperado de Navidad, aquel que pedí en voz baja, gritándolo con ojos llorosos a la noche, esperando que lo oyeras, se ha cumplido. Por desgracia, porque esta mañana me he despertado con los ojos aún llorosos, jaqueca grave y las manos frías. La nariz mocosa, el animo por los suelos, la sonrisa triste y forzada. Por suerte, porque hoy solo he llorado a ratos, pero podía hablar, al menos con la voz entrecortada, pero algo es algo.
La verdad, es que no ha sido tan malo como creía. Es más, de momento no hay nada definitivo. Simplemente, me diste tu opinión sobre algo que puedo -aunque en realidad sea podemos, pero duele menos pensar que es culpa mía, y que en el fondo sepamos que es mentira- cambiar de manera fácil, con un poco de lo que ya sabes que puedo dar. O eso creo.
Y créeme, hoy va a ser una noche que no vas a olvidar. Porque ayer yo te escuche a ti, aguantando las lágrimas, leyendo lo que no quería leer, por no oírlo. Comiéndome el orgullo, los buenos momentos. Eso sí, después me dijiste que había sido increíble, sin queja.
Pero ahora me toca a mi dejarte claro que no soy así, que a mi no me vas a tener ni un día más llorando. Ni uno más, ni uno menos, a no ser que me des un motivo. Y de momento, ese no vale.
[...] lo que nunca imaginaste.

Me encnta el ultimo parrafo: Pero ahora me toca a mi dejarte claro que no soy así, que a mi no me vas a tener ni un día más llorando. Ni uno más, ni uno menos, a no ser que me des un motivo. Y de momento, ese no vale. En una palabra GENIAL!!!! :D
ResponderEliminarUn besazo!!! (L)