Y al final, lo importante es aquello que se puede contar con los dedos de una mano. No solo hablo de los amigos, de las parejas, de las necesidades básicas de todo ser que quiera seguir adelante sin dejar nada perdido en el incierto pasado. Es absolutamente imprescindible que puedas contarlo con solo una mano. Si no, es que no sabes diferenciar lo que realmente importa de lo que no, lo que realmente es imprescindible. Y eso, a la larga, trae problemas.
La traición, el miedo, la humillación, el desengaño. Dolores de cabeza innecesarios, por alguien que no merece la pena esperar. Mil caras de una moneda que, si no se ven rápidamente, confunden, evitan, eliminan, bloquean, te pierden. Y cuando te quieres dar cuenta, no sabes donde te has metido, en quien te has convertido por perseguir un sueño que solo era posible para ti, por creer a quien no debías y dar la espalda a quienes realmente te aconsejaban por tu bien. Y la pregunta inmediata que vendrá a tu mente, es si volverán a recibir con los brazos abiertos a estos ojos de corderito degollado con el rabo entre las piernas; y eso en el mejor de los casos.
Pero sabes que va a ser así, porque siempre es así. No importa cuanto daño hayas hecho, cuantas mentiras hayas contado, ni las malas sensaciones o el vacío total que hayas creado. Siempre va ha haber alguien esperando a que vuelvas al punto en el que estabas, a que vuelvas a ser esa niña pequeña que no sabía que hacer, aquella con la que compartió sus primeros desamores, sus primeros vasos de perdición, sus primeras noches en vela, sus primeros suspiros entrecortados. Alguien con que esté hay cuando lo necesitas, sin importar la hora o el lugar. Miradas de complicidad, tragarse el orgullo, de dar más, pidiendo menos. De eso que solo puedes contar con los dedos de una mano entumecida, una noche de llovizna fría que empapa, y que estás solo en la compañía de una botella demasiado barata, y lo suficientemente cara por lo que se va a cobrar al día siguiente. Empapado por fuera, vacío por dentro, sin nadie más que tu mismo al rededor, porque es lo que buscas, o lo que crees que mereces.
Y en el fondo, sabes que, tarde o temprano, aparecerá alguien, alguno de esos que están en tus manos, con una sonrisa, una manta caliente, y un sofá cubierto donde dormir.

No hay comentarios:
Publicar un comentario