Y los fantasmas del pasado parece que han vuelto a aparecer entre la arena y el mar donde lo enterramos todo. Quizás, como un presagio de que no hay secretos que duren para siempre, ni boca que sea capaz de aguantar la presión de conocer la verdad sobre quien engaño, disfrutó, y luego se marcho recogiendo la ropa entre susurros de silencio. Nada es efímero, pero podría durar un poco más. Otra posibilidad es que el deseo, el morbo que da hacer algo prohibido por el código moral, por el pacto secreto que estableces cuando estás cómodo con alguien, como una promesa de meñique de que todo va a ir bien, que nadie va a interferir en el un futuro próximo, o al menos, sin previo aviso. Pero aquí volvemos los dos, al punto de partida de este secreto compartido, que nos morimos por contarlo al mundo; tú, por despecho de haber logrado lo que muchos otros intentaron; yo, por evitar descubrir la frustración, por seguir siendo la que lo pasó mal, y el el capullo integral de turno.
Ahora, a escondidas todavía, quieres que rememore aquella noche, cuando lo único que recuerdo es una sensación de abandono, de frío olvido, de niebla profunda de noches de vasos sin fondo. Quieres que recuerde la playa, la arena entre el pelo, los suspiros acallados por las olas del mar, las risas del paseo, el buscarnos en medio de la oscuridad con ojos que no ven, y labios sedientos de más pese a haber bebido más de la cuenta. Y me pides que me esfuerce, pero no soy capaz. Al igual que no me creo esas idioteces propias de cuentos de hadas, no creo del todo que estés siendo sincero. No, es totalmente imposible que sea verdad todo lo que me dices ahora; puede que si que lo sea lo que pasó aquel día, no lo niego, porque lo poco que tengo todavía en claro se corresponde bastante con lo que parece ser que sucedió. Pero de ahí, a creer en un hipotético nosotros, hay un gran paso. Quizás porque solo conozco tu parte de nocturna o porque tienes esos aires de prepotencia; pero tengo claro que no eres de los que se enamoran perdidamente. Yo tampoco, y menos de alguien como tu. Puede que haya algo físico, una tensión que necesita ser resulta con urgencia, para que no acabemos perdidos en cualquier esquina. Pero no hay nada más, y si es por mi, no creo que lo haya. No porque no lo necesite, o no te vea en ese plan: es por el simple hecho de que nosotros estamos hechos para vernos, desaparecer, rememorar, y morir por contarlo, cuando no podemos. Por mi bien.
Y lo único que me hace creer en ti, es que de momento has cumplido tu promesa. De momento.
Y lo único que me hace creer en ti, es que de momento has cumplido tu promesa. De momento.

No hay comentarios:
Publicar un comentario