sábado, 22 de diciembre de 2012

Begun


¿Es normal sentirse solo? La respuesta, la mitad de los días es que sí, ya que es mejor estar en un vacío total  antes que estar perdido, sin remedio, esclavo de un circulo vicioso que se consume a medida que te autoconsumes en tu interior. Pero hay distintos grados de soledad, y a medida que pasa el tiempo; a medida que crees que lo estás superando, que ya no echas nada de menos de todo aquello que te rodeaba, que te envolvía, que te hacía sentir tan bien, tan cómoda contigo misma como hacia mucho tiempo, posiblemente, desde que eras una niña. El golpe contra el suelo, contra la realidad, contra el mundo, con las consecuencias que puede traer esa decisión, ese silencio incomodo, esos vuelcos de corazón a destiempo; todo eso es inminente, imposible de remediar, de refrenar, de parar, de machacar.

En el fondo, siempre vas a tener la esperanza de que vuelvan las sonrisas tímidas del principio, los abrazos que significaban algo más que calidez. Vas a tener un pequeño quizás clavado en el pecho para siempre, aunque lo niegues, aunque te aferres en moverte hacía adelante, aunque sepas que es mejor que todo siga como esta. Es una espina fría, que resurge cuando menos te lo esperas. O tan solo sea por la facilidad de bloqueo emocional que desarrollas año tras año, taponando heridas mientras te obligas a pensar en otra cosa, en un futuro hipotético, necesario para huir de aquí, de todo lo que esto significa. Pero el bloqueo termina en cuanto me doy una tregua, un respiro de la tensión total en la que soy capaz de vivir con tal de no dejarme llevar por lo que llevo dentro; quizás demasiado masoca, pero es un método de supervivencia como otro cualquiera. Y no sé si será por el extraño parecido que tiene esta época con aquella en la que todo empezó, si es por que en estas fechas todos tienen a alguien a quien querer, o porque llevo casi tres mese acumulándolo todo dentro, y ha explotado por razones obvias.
No lo sé, solo sé que me estoy consumiendo por dentro, y supongo que algo se reflejará por fuera, aunque no lo quiera ver. Porque estoy harta de asumir que estoy bien, que no me importa nada, que soy fuerte, y que toda esta mierda acabará pasando. Que voy a ser feliz, que voy a encontrar algo a lo que aferrarme cuando me crean perdida, que todo va a ir bien, porque ya he tocado fondo. Y llega el punto en el que te cansas de seguir engañándote a ti misma, cuando el resultado de eso no es otro que conseguir hundirte más de lo que ya estás.

Casi tres meses, y todavía sigo en el mismo punto en el que estaba cuando comencé a decir que había pasado página. Tres meses después del bloqueo emocional, que parece que funciona mejor de lo esperado. Y, tres meses después, toca empezar de nuevo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario