Hay cosas que no deberían cambiar, así que, ¿para que hacerlo? Si acabas de llegar de vacaciones, ¿porqué no continuar con ellas a tu manera? Despertarte con los rayos del sol, desayunar frente a una ventana abierta escuchando tu canción favorita, ver a una amiga que hace tiempo que no ves, comer con tu familia, salir por la tarde con tu amigos de siempre, tomar un helado, dos, tres. Como en aquel anuncio, las cosas buenas no deberían cambiar nunca. Adelante, yo he decidido no cambiarlas.
*encerrado en cajas de cartón.
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