Vuelvo a estar vacía. Puede que solo sea la prórroga de una mala racha que está durando demasiado tiempo, y se está llevando demasiado de mí. No lo sé, y cada día estoy más perdida sobre cuanto más va a durar este pequeño bucle, o cambio de ciclo, o lo que sea por lo que estoy pasando. Ya no lo puedo llamar madurar, porque hace ya meses que no aprendo nada más sobre mi misma, a parte de partes desgarradas y que no curan ni dejando kilómetros y tiempo de por medio. Puede que la soledad sea contagiosa; o que, en el afán de protegerme de mi misma, y de mis cataclismos infernales, decida hacerme daño antes de dejar que me lo hagan. Es un cambio, la verdad; por lo menos, el daño que aparentemente necesito hacer para asegurarme que nadie va a conseguir ahogarme, me lo hago a mi misma en vez de al resto. Tampoco tengo claro que sea un buen cambio, pero por lo menos dejo de arruinar la vida del resto cuando trato de hundir la mía para salvarme.
No tiene demasiado sentido, y tampoco busco dárselo. Es lo que hay, y es como actúo en los últimos años. No quiero volver a decepcionarme de la manera en la que lo hice, ni decir que lo hago por "volver a las andadas". No soy así. O quizás si, y esto es lo que llevo intentado decirme toda la vida, y el motivo por el que nada perece tener sentido a mi alrededor.
Cada día tengo más claro que hay cicatrices que no se cierran jamás, y que hay gente que ha nacido para estar rota. Y no hay solución. Sin más. Somos tristes, y somos débiles. No somos independientes, ni fuertes, ni todas las gilipolleces que intentamos hacer que el resto se crea para poder seguir adelante con lo que tenemos, sin sacar las uñas tan a menudo, y evitando complicaciones más allá de las que ya nos generamos nosotros mismos. Puede que sea un matiz más de la condición humana, una manera de vivir que compartimos unos cuantos; un pozo sin fondo que no tiene fin, y que a cada paso que das se ve más negro. Y ya no tengo claro que la soledad ayude. Necesito un rayo de luz, una migaja de cualquier cosa que me haga seguir adelante, lo que sea. Pero que venga ya, como sea, pero que llegue.
Porque todo, absolutamente todo lo que me rodea, es una mierda. Todo se acaba desmoronando por su propio peso, y no sé si será por querer apuntar demasiado alto. Por tener demasiadas expectativas, por querer jugar y apostar en las grandes ligas. Porque hay gente que vale, y gente que no; y yo, ya no sé si realmente estoy aquí por algún motivo. No le encuentro sentido a nada, y estoy harta de buscarlo. Y llega el punto en el que estoy harta de todo, y de todos. De absolutamente todo lo que simplemente se acerca a mi.
Y la solución ya no creo que sea huir. Porque al huir, lo único que hago es llevarme el mal conmigo. Porque soy yo mi propio problema, porque estoy vacía por dentro. No, huir ya no es una opción, porque es físicamente imposible que sea capaz de huir de mi misma.
Cada vez estoy más segura que eso de los demonios internos es totalmente cierto. No hablo de exorcismos ni gilipolleces varías; pero todas esas patrañas tienen que tener alguna base real. No digo que esté poseída o alguna de esas tonterías; pero tengo claro que no es normal todo lo que hay dentro de mí. Porque estoy vacía, y lo poco que tengo de cuando en cuando es para mal. Signifique lo que signifique eso, porque tampoco soy capaz de explicarlo con palabras. O no sé, o no tengo fuerza de voluntad para hacerlo; como sucede últimamente con todo lo que hay en mi vida.

No hay comentarios:
Publicar un comentario