viernes, 17 de mayo de 2013

Move on.


Somos egoístas  Devoradores de pensamientos, momentos, personas, instantes, emociones. Somos depredadores, perros de caza, que quieren todo. Nunca estamos conformes con nada; somos ambiciosos, arrogantes, desesperantes, consumistas, entusiastas. Sumidos en nuestro propio ciclo de querer y conseguir al instante. Está en nuestra naturaleza, en nuestro ADN, en nuestro instinto básico. Queremos más, exigimos más, necesitamos más. Y nunca, nunca, nunca, nos damos por satisfechos.
Podemos pasarnos meses, años incluso, deseando que algo suceda. Ser amados, aprobar unas oposiciones, conseguir un ascenso, ganar la lotería  Pero, por alguna absurda ley del universo que no estamos preparados para conocer, o que, simplemente, no queremos hacerlo, no nos va a parecer suficiente. Querremos a otra persona, el trabajo nos decepcionará, seguirán decidiendo por nosotros, no seremos lo suficientemente ricos. 

Y ahora, cuando tengo lo que quería, me doy cuenta de que sigo en el punto muerto en el que llevo desde septiembre. No hay quien me mueva de ahí, quien me saque del pozo. Una vez, alguien me dijo que todos teníamos a esa persona, esa que nos ha marcado. Yo la tengo. Pero que, con el tiempo, seremos capaces de superarla, y continuar; la verdad, eso es lo que espero, porque no entraba dentro de aquel consejo. No es justo, ni para mí, ni para él. Lo peor, es que supongo que el se sentirá así también. Viene de una historia con prólogo y epílogo, cuando la mía no tenía ni un capítulo. Así que es normal que esté en el mismo sitio que yo, o incluso peor. Tengo la sensación de que nos estamos engañando el uno al otro, queriendo ser algo que podríamos haber sido, si no nos hubieran marcado antes. Quien sabe, quizás él hubiera sido quien me hubiera marcado a mi. No lo sé, y tengo claro que jamás lo sabre. No soy sincera, ni con él, ni conmigo misma, pero ¿alguna vez lo he sido? Callar y tragar, ley de vida.
Todo se mueve, todo cambia. Tres meses, quizás incluso menos. Tampoco me merezco aguantar, pero es lo que toca. No quiero verlo como algo así. Aunque tengo claro que, para superarlo por fin, tengo que marcharme. Lejos, lo más lejos que pueda. Y aún no sé si, a más de mil kilómetros de casa, estaré lo suficientemente lejos como para volver a empezar. 

¿Cosas que tengo claras? Nunca dejes que nadie te marque. Te arruinarás la vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario