sábado, 9 de julio de 2011

Agua y hielo, para las heridas.


Te creí capaz de muchas cosas. Sí, sabía como eras, sabía lo que hacías, como podía llegar a ser en ciertos momentos. Lo sabía, y tu sabías algo de mí. Sabías que cuando quiero algo, lo último que voy a hacer es pedirlo.
Y sabías que era lo que quería, y que lo podía conseguir. Pero te adelantaste, no se cómo, te diste prisa, me dejaste atrás. Me ganaste. Y luego me miraste con cara de suficiencia, me diste detalles, me hiciste cómplice de algo que no quería que fuera real. Me destrozaste, juntaste los pedazos, y los dejaste de lado, mientras sonreías, mirando como sufría. Fingías que no pasaba nada; yo, que no me importaba. Fingíamos ser las chicas que habíamos sido. Pero ya me cansé de fingir: puedes seguir intentando preocuparte por como estoy, por lo que pienso de ti; por lo bien que estas así, por lo genial que es todo, por lo perfecta que piensas que es tu vida. Porque yo se que es mentira, que nadie da nada por ti, que todo el mundo sabe quien eres realmente, lo que eres capaz de hacer, saben el tipo de persona que eres.

Enhorabuena, me has ganado. Felicidades, en serio, no solo me has perdido a mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario